Caracas, 23 de julio de 2025 – Este lunes se apagó una de las voces más poderosas de la historia del rock. Ozzy Osbourne, fundador de Black Sabbath y figura esencial del heavy metal, falleció a los 76 años, dejando una huella profunda en la música y la cultura popular mundial. Aunque su historia se escribió desde Birmingham, Inglaterra, su impacto llegó tan lejos como Venezuela, donde su legado marcó a toda una generación.
En los años 80 y 90, su música atravesó fronteras y bloqueos. Canciones como “Crazy Train”, “Bark at the Moon” o “Mama, I’m Coming Home” se convirtieron en himnos para miles de jóvenes venezolanos que encontraban en el rock una vía de escape, de rebeldía y de identidad. En emisoras como La Mega o 92.9 FM, y en programas como «Rock en Ñ», su voz retumbó con fuerza y alimentó el espíritu de una escena alternativa que crecía con pasión.
Ozzy nunca pisó suelo venezolano para un concierto, pero su figura era omnipresente en franelas, afiches, casetes y leyendas urbanas. Fue inspiración para músicos nacionales y referencia obligada en cada banda que soñaba con sonar fuerte, sin concesiones.
Su historia personal, marcada por excesos